Firme candidata al Oscar
luego de arrasar con los Globo de Oro, este film de Damien Chazelle
actualiza un género que hoy está lejos de todas las modas.
Todo empezó en Venecia, con una aparición
privilegiada como título de apertura para la edición 2015 del decano de
los grandes festivales del mundo. Siguió en Toronto, donde logró el
codiciado premio del público.
La cosecha hasta ahora no podría ser mejor: siete Globo de Oro (ganó en todas las categorías en la que fue nominada). También 11 nominaciones a los Bafta, el influyente galardón que tiene el valor del Oscar para Gran Bretaña, casi un adelanto de lo que puede ocurrir este martes en Los Ángeles, cuando la Academia de Hollywood anuncie sus candidatos.
Dos días después se abrirá para el público argentino la oportunidad de comprobar todo lo que se dice de La La Land, una historia de amor, título con el que se estrenará pasado mañana en la Argentina, presentada por Alfa Films, la película de la que todos hablan, sobre todo desde la perspectiva de actualización y afirmación de un género que hoy figura lejos de todas las modas: el musical.
Desde el trampolín de Whiplash, que en 2015 ganó tres Oscar y fue uno de los protagonistas de la máxima fiesta de Hollywood, el director Damien Chazelle se propuso combinar la tradición de los grandes musicales de la Metro (con Un americano en París, como máxima referencia) con el film musical francés que lleva la firma de Jacques Demy, representado en dos bellísimas cumbres, Los paraguas de Cherburgo y Las señoritas de Rochefort. De las dos, esta última tiene una conexión estética y emocional muy directa con La La Land.
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