martes, 7 de marzo de 2017

Cine/internacional: King Kong reaparece en medio de un mundo prehistórico

'Kong: la isla Calavera'  llega el jueves con un nuevo enfoque para contar desde el principio y en otro contexto la historia del gigantesco primate, tan exitosa para el cine.

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En The Dictionary of Imaginary Places, páginas 615 y 616 de la edición actualizada y ampliada en 2010, Alberto Manguel y Gianni Guadalupi ubican la isla Calavera (Skull Island) en el océano Índico, al sudoeste de Sumatra. La describen como un lugar típicamente tropical, muy cálido y envuelto por una abundante niebla, en el que sólo llueve durante la temporada monzónica, con poco viento y aguas calmas. La isla se extiende hacia una península, separada de un gran acantilado por una pared de madera levantada por una vieja civilización humana para protegerse de un gigantesco gorila llamado Kong, al que veneran. También cuentan que la fauna de la isla conserva cierta identidad prehistórica. Allí encontramos dinosaurios, lagartos e insectos gigantes, reptiles voladores. La cita culmina con una frase risueña: “Kong dejó la isla en una ocasión con motivo de un viaje a Nueva York, pero esa visita no resultó exitosa”.



Con un espíritu menos imaginativo y más práctico, integrado a un plan muy elaborado por creativos y expertos de marketing para promocionar una película realizada con un costo de casi 200 millones de dólares, Google Maps ya incluye la isla Calavera en su cartografía virtual. Aparece como “sitio arqueológico”, pero en otra localización geográfica: sobre el Pacífico, bajo la línea del ecuador, a mitad de camino entre el continente americano y Nueva Zelanda. La operación ya es todo un éxito: ya superó las 6000 visitas, cifra notable para un lugar que sólo existe en la fantasía de escritores y cineastas.

Ese cruce fantástico entre ilusión, mito e historia alimenta el cine desde 1933, cuando los documentalistas Ernest B. Shoedsack y Merian C. Cooper llevaron al cine por primera vez la historia de King Kong. La película se convirtió en leyenda por múltiples razones. Tal como cuenta el especialista Diego Curubeto en su diccionario de cine bizarro, logró que la técnica de animación cuadro a cuadro (stop motion), que ya venía aplicando el experto Willis O’Brien, alcanzara allí su máxima expresión. Y también exploró en profundidad el mito de la bella y la bestia. “La idea del mono monstruoso enamorado de la rubia ingenua es absolutamente absurda, pero evidentemente logró tocar algún resorte oculto en la mente de millones de espectadores, convirtiendo King Kong en una de las películas más famosas de la historia del cine”, reflexiona Curubeto.


En verdad, esta conducta aparece conectada a lo que Manguel y Guadalupi cuentan alrededor de la leyenda de la isla Calavera: para evitar que Kong los ataque y mantenerse protegidos, los nativos del lugar le entregan de tanto en tanto a la monstruosa criatura una novia, a modo de sacrificio.

Aquella primera y extraña conexión romántica entre el colosal primate y la rubia Fay Wray siguió con Jessica Lange, Naomi Watts y, ahora, Brie Larson, una de las protagonistas de Kong: la isla Calavera (Kong: Skull Island), cuyo estreno Warner anuncia para este jueves.


La historia del primate más famoso del cine (y seguramente el más grande de todos) vuelve aquí a contarse desde el principio, pero con varias claves novedosas. La más notable tiene que ver con el contexto histórico, literario y cinematográfico desde el que se concibe la acción. La trama viaja desde la lucha en el Pacífico entre estadounidenses y japoneses durante el último tramo de la Segunda Guerra Mundial hasta 1972, cuando Estados Unidos está a punto de culminar otra contienda bélica (su desastrosa irrupción en Vietnam) y al mismo tiempo se pone en marcha el programa Landsat, la más ambiciosa operación de la historia destinada a conocer la geografía terrestre a través de imágenes enviadas por satélites.

Este nuevo entorno quedó, inesperadamente para muchos, en manos del director Jordan Vogt-Roberts, cuyos antecedentes tienen mucho más que ver con la comedia televisiva menos estructurada (Funny or Die, Mash Up) que con un proyecto de gran escala impulsado desde un poderoso estudio de Hollywood y con pretensiones de continuidad.

“A comienzos de los 70 el mundo era un caos -le contó Vogt-Roberts al diario inglés The Guardian- y me atrapó la idea de utilizar ese contexto como un punto de entrada a la historia. Imaginen la situación: gente que está en el medio de revoluciones sexuales, disturbios raciales y guerras perdidas es llevada a una isla que permanece igual desde la prehistoria. Ningún humano la tocó. Hay una situación de catarsis generalizada alrededor de todo esto”.

Ese grupo “viajó por el mundo como si se tratara de una hermosa y pequeña gran familia”, según confesó Larson. La película se rodó en exteriores de Hawai, Vietnam y Australia de atrapante belleza natural. El nutrido elenco que incluye, además de a Larson, a Tom Hiddleston, John Goodman, Samuel L. Jackson, Toby Kebbell, John C. Reilly, Corey Hawkins, John Ortiz y Jason Mitchell, representa y personifica las múltiples connotaciones que tiene la historia. Hay científicos, soldados, empresarios codiciosos, aventureros desprendidos y hasta algún sobreviviente llegado desde el fondo del pasado. Todos se mueven en un entorno que Vogt-Roberts quiso que fuese lo más natural posible, más allá de los efectos visuales que dieron vida a horripilantes criaturas. Apuntó Hiddleston que la producción dedicó entre nueve y diez meses a la búsqueda de locaciones.

Todo este entramado de personajes y situaciones históricas llena de nuevas perspectivas la historia del rey Kong, que esta vez no sigue la ruta que lo lleva hasta la cima del Empire State de Nueva York. Hay otro tipo de travesía que remite directamente a El corazón de las tinieblas (el personaje de Hiddleston se apellida Conrad) y al modo en que esa extraordinaria novela inspiró a Francis Ford Coppola para concebir Apocalypse Now (el personaje de John C. Reilly se llama Marlow).

Por otro lado, mucho más que en la historia previa de King Kong en el cine, esta aventura reconoce como fuentes de inspiración desde el legado del gran Ray Harryhausen (pionero en la animación cuadro a cuadro y en la creación de seres monstruosos que luchan contra los seres humanos) hasta la saga de Jurassic Park, con su rescate fantástico del mundo prehistórico.

Y queda la gran frutilla del postre, gigantesca como la mayoría de las cosas que se ven en la película. Ya circula profusamente por las redes sociales (a partir de varios segmentos del film anticipados al estreno) la certeza de que el futuro estará marcado por un choque a gran escala entre dos figuras colosales. Una (Kong), sigue en la isla Calavera. La otra habrá que buscarla en Japón. El estreno de Kong vs. Godzilla está anunciado para 2020.

Algunas de las fuentes de esta nueva aventura
Jasón y los argonautas (1963).

Jasón y los argonautas (1963)
Jasón y los argonautas (1963).
Esta película que remite a los mitos griegos fue el máximo aporte creativo del gran Ray Harryhausen, pionero en la invención de monstruos y seres horripilantes y en el modo en que luchan cuerpo a cuerpo seres humanos y personajes impulsados a partir de técnicas de animación.

Apocalypse Now (1979).

Apocalypse Now (1979)
Apocalypse Now (1979).
En Kong: la isla Calavera hay alusiones directas a El corazón de las tinieblas (la novela que inspiró esta película) y a la obra misma de Francis Ford Coppola, homenajeada a través de una sucesión de citas en la trama y también desde la iconografía y los pósteres oficiales.

Princesa Mononoke (1997).

Princesa Mononoke (1997)
Princesa Mononoke (1997).
Dice Jordan Vogt-Roberts que el cine de Hayao Miyazaki y una de sus obras maestras funcionan como referencia clave para describir el modo en que algunas de las criaturas fantásticas del film (un búfalo acuático, una araña gigante) se conectan con su entorno y se sienten dueños de él.

Jurassic World (2015).

Jurassic World (2015)
Jurassic World (2015).
La película de Colin Trevorrow, última hasta ahora de la saga creada por Steven Spielberg, tiene una conexión decisiva con Kong: la Isla Calavera. Ambas comparten a uno de sus guionistas, Derek Connolly. En su pluma convergen dos títulos que tienen al mundo prehistórico como común denominador.


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