Pero ese atuendo, en la cortina. Porque Susana condujo por primera vez Su programa con su color favorito: el negro. Y el peinado -con un rodete característico- fue creación del estilista Miguel Romano.
Una de las principales atracciones eran los llamados telefónicos del público. ¡Por algo la cortina arranca con esa frase! Susana le avisaba a sus seguidores que cada comunicación tendría un costo de 50 australes. ¿El desafío a cumplir por los televidentes? "Tienen que adivinar cuántas nueces hay en ese recipiente…", arengaba la conductora, todavía un tanto nerviosa.
"La tónica es que ustedes me llamen por teléfono. No tengan miedo de no poder conseguir, porque me pusieron 40 líneas", se entusiasmaba la actriz con el servicio de ENTeL (¡y con lo suertudo que podría considerarse aquel que tenía un teléfono en su casa!). Pero acto seguido, Giménez se alarmaba al aire: "¿Hay problemas en las líneas? ¡¡¿Ya?!! Ah, por la gran cantidad de llamados…", decía, luego de la aclaración de sus productores.
En la jornada inaugural hubo cinco invitados en ese living decorado con una gigantografía de fondo donde Buenos Aires lucía en todo su esplendor. Dos de los asistentes -convocados apenas días antes del debut- se convirtieron en una especie de cábala, al concurrir por más de una década a las primeras emisiones de ¡Hola Susana! Graciela Borges y… adivina advinador… Ricardo Darín, ¡obviamente! Protagonistas del noviazgo del momento, Susana y el galancito se separarían poco meses después, aunque la amistad continuaría hasta hoy.
También Luisa Kuliok fue de la partida. Y Carlos Perciavalle, quien entró al estudio con un perro: lejos todavía de la moda de los caniches en la cartera o el bolso, el artista uruguayo llevó de la correa a un dóberman… Un político rompía la hegemonía actoral: el diputado radical Jesús Rodríguez.

Entre los regalos que recibió Susana hubo uno muy especial: un ramo de flores obsequiado por Mirtha Legrand. El agradecimiento de la agasajada podría haberse pronunciado en otros años, en varias ocasiones distintas… "Para que no nos digan que nos enfrentamos y todas esas pavadas -advirtió Giménez, desestimando los rumores del momento-. Nadie podría hacer un almuerzo como ella, y yo no podría hacerlo porque ella es la reina de la televisión. Anoche me llamó, y me decía qué tenía que hacer".
Y claro, así es La Chiqui. Y Susana tomó nota, por supuesto. ¡Hizo los deberes! Aunque al volver de un corte se sorprendió: "Ah, ¿estamos en el aire? Nunca me voy a acostumbrar a eso".
Pero sí, claro que lo hizo…