La periodista y socióloga argentina
estaba afectada por un cáncer desde hacía varios años. En su juventud
pasó por Montoneros y más tarde fue una crítica dura del menemismo y del
kirchnerismo.No puede decirse que la muerte la sorprendió: le venía escapando
hacía rato y tuvo la fortaleza necesaria para ganarle varias pulseadas
al cáncer.
La socióloga y periodista Sylvina Walger,
autora de algunas de las columnas y crónicas más filosas de la sociedad y
la política argentinas, murió ayer miércoles, aunque la noticia recién se
conoció hoy. Sobre el final, que llegó en el Hospital Ramos Mejía luego
de haber pasado el último tiempo de su vida en una clínica geriátrica,
ya no había tantos amigos cerca como para avisar que la autora de Pizza con champagne, el libro que describió la cultura menemista desde todos los ángulos posibles y que la consagró definitivamente, había muerto.
Era inteligente, argumentaba
durísimo y tenía un particular talento para la descalificación, todas
cualidades distintivas de personalidades fuertes pero proclives a las
relaciones turbulentas. Chica bien por cuna y educación, en su juventud
-como tantos de sus pares- fue militante de Montoneros (formó incluso
parte de la mítica redacción de Noticias, el diario de la
agrupación) y sobre el final de su carrera y de su vida, con la misma
vehemencia que caracterizó su pluma mantuvo una encendida pelea con el
kirchnerismo, mientras pudo seguir escribiendo ahí donde encontraba un
espacio dispuesto para sus textos.
Una
biografía de Cristina Kirchner escrita para una editorial española en
la que describía de manera brutal y agresiva a la ex presidenta
(“autoritaria, amarga, pintada como una máscara y rellena de bótox,
nueva rica y vulgar en el lenguaje”) y en la que también que afirmaba
que había habido golpes de Néstor Kirchner a su esposa, le valió la
furia indignada de los seguidores de la ex mandataria, quienes a través
de las redes y diferentes medios cuestionaron su trabajo. El matrimonio
Kirchner era para Walger la encarnación de la ambición desmedida, el
oportunismo y la corrupción y La Cámpora, “analfabetos” que “no conocen
historia argentina”.
Entre su juventud montonera y su
crepúsculo furiosamente antikirchnerista, hubo varios libros -el arco de
su interés iba de Susana Giménez a Punta del Este y de la TV de los 70
al menemismo-, un exilio en España, una carrera como columnista refinada
de todos los temas posibles e imaginables y hubo, también, muchas
amistades que fueron quedando por el camino. Fue íntima amiga de Jacobo
Timerman (estuvo incluso a punto de hacer una biografía del director de La Opinión
junto con Orlando Barone, de quien fue muy amiga hasta el kirchnerismo)
y tenía vínculos amistosos con muchos colegas argentinos y del
extranjero, como la española Maruja Torres.
Hace no tanto, también en una
entrevista habló de los 70. “Aquello no era para liberar a nadie. Al
final era la lucha por el poder”, resumió Walger, que en la misma nota
dijo que se sentía “prohibida” por el kirchnerismo. “Yo fui montonera. Y
tengo que decir que hubo dos demonios: la dictadura militar y los
montoneros. Y estos jóvenes que rodean a la presidenta han idealizado
esa época. Para ellos, el mundo empieza con el ‘default’ de 2001. No
vivieron la represión”, dijo sobre los jóvenes políticos K. “Primitivos
intelectualmente, nacionalistas hasta la exasperación, absolutistas a lo
Napoleón (no bonapartistas), desprecian profundamente la democracia y
sus reglas”, escribió sobre el matrimonio Kirchner.
Sylvina Walger vivió intensamente y escribió mucho.
Tuvo plata en varias oportunidades en su vida y así como la tuvo la
perdió. En la memoria de quienes la conocieron quedará por siempre su
interés fervoroso por temas de toda índole, su inclinación natural a
tratar seriamente todo tema frívolo y su encendida y brillante capacidad
para la polémica. Quedarán, también, sus libros: Tv Guía Negra (con Carlos Ulanovsky), Una mujer (Biografía no autorizada de Susana Giménez) (con Claudia Acuña), Pizza con champán (Crónica de la fiesta menemista), Los paraísos argentinos (Pinamar, Punta del Este, Miami), Cristina (de legisladora combativa a presidenta fashion).
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