El acto fue ayer en el salón Dorado de la Legislatura para homenajear al dire
ctor del citado film por su condición de "embajador de la cultura nacional en todo el mundo”, según la ley de distinción promovida por las legisladoras Delia Bisutti y María Raquel Herrero.
En la ceremonia estuvieron presentes el actor Eduardo Blanco; la directora Aída Bortnik; el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi; y los legisladores Raúl Puy y Oscar Moscariello.
"Este premio es muy especial porque lo da la Ciudad que elegí y en la que me gusta vivir”, dijo Campanella al recibir el diploma que lo acreditó como "Personalidad Destacada de la Cultura porteña".
Asimismo, destacó que "en realidad todo este acto homenajea una obra, que no fue hecha por mi solamente, sino que estoy representando a todo un equipo aquí”.
"Campanella es uno de los directores de cine que entró al circuito internacional con sus películas, sin jamás abandonar su compromiso político y social con su país de origen”, según los fundamentos de la ley de distinción.
Bisutti expresó que "cada una de sus obras siempre apunta a ampliar los horizontes del público, generando un punto de inflexión en el sentir y reflexión de la audiencia” y destacó que "su arte posee un compromiso riguroso con su sociedad, comunidad y entorno”.
Por su parte, Herrero opinó que "es un orgullo y es sumamente importante que personas como Campanella sean destacadas y premiadas” y agradeció "a todo el cuerpo legislativo por acompañar esta declaración a una persona que con su talento y su trabajo pone a la Ciudad y a la Argentina en el primer plano mundial".
Campanella estudió cine en el Instituto de Arte Cinematográfico de Avellaneda y en el Grupo de Profesionales del Cine.
Luego siguió su carrera en Estados Unidos cursando el master de Bellas Artes en la Universidad de Nueva York.
En el 2004 filmó "Luna de Avellaneda”, dirigió varias series en Estados Unidos y en el 2006 realizó "Vientos de Agua”; una tira que mostraba de manera muy realista la vida de los inmigrantes europeos en Argentina a comienzos del siglo XIX.
Su consagración llegó con "El secreto de sus ojos”, película que además de superar todas las expectativas previstas en materia de cantidad de asistentes, fue reconocida internacionalmente al recibir el Oscar al mejor film extranjero.
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