La esperada película argentina "La mirada invisible", de Diego Lerman, fue recibida con cerrados aplausos por el público que la apreció el jueves en dos funciones, y es desde ya una de las favoritas para el Colón de Oro, que se anunciará hoy..
"La mirada invisible" corroboró las extraordinarias críticas y la buena repercusión que el filme tiene en la Argentina y el público local tuvo palabras de encomio para las actuaciones de Julieta Zylberberg, Osmar Núñez y Marta Lubos, así como un renovado interés por conocer más de la historia argentina reciente.
El jurado de la Selección Oficial de largometrajes en concurso está integrado por Juan Cobos Wilkins, Rosa María Calaf y Cuca Escudero, de España, Daniel Díaz Torres, de Cuba, y Fernando Rubén Sokolowicz, de Argentina, quienes por lógica guardan absoluto silencio y hasta eluden aparecer en reuniones públicas.A las 13, hora local, se conocerá el Colón de Oro a la mejor película de la Sección Oficial a Concurso, con 60.000 euros de premio -hay 12 postulantes-, los Colón de Plata para las categorías dirección, actuación, guión y fotografía, además del Premio Carabela de Plata para realizadores noveles, el Premio Cepsa del público y el RTVA-Cajasol para cortometrajes, con 6.000 de bolsa.
Con una gala por la noche finalizará esta 36a. edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, en esta bellísima ciudad del suroeste de España, cuyo otoño le ha ofrecido hermosos días de sol aunque un par de jornadas la asoló con una lluviecita molesta. Eso no amilanó al público, sin embargo, que supo llenar en ocasiones la capacidad del céntrico Gran Teatro -la entrada cuesta 3 euros, casi nada para el bolsillo local-, así como también la moderna sala Aqualon 2, ubicada en un shopping cercano al puerto y a la vez alejado de la zona neurálgica del Festival y de los hoteles donde se ubican los invitados.Además de "La mirada invisible", entre las películas candidatas apareció "Hermano", una producción venezolana dirigida por Marcel Rasquin y ganadora del primer premio en el Festival de Moscú. Trata sobre dos hermanos futbolistas cuyo talento puede trascender al profesionalismo en el naciente fútbol de la nación bolivariana.
La acción se ubica en una suerte de villa miseria de la ciudad de Caracas -donde el deporte nacional es el béisbol- y pone a los chicos a la vista de cazatalentos de los equipos mayores mientras disputan un clásico entre dos cuadros de barrio que juegan en cancha de tierra. El filme aparece en principio como una suerte de "Karate Kid" en la que el esfuerzo de los deportistas como el del sincero entrenador terminará venciendo las dificultades, pero luego la tragedia se instala en la acción y el camino se vuelve más arduo.La sensación final es la de una película que se contagia del amateurismo de sus personajes y tiene -si bien está bien actuada- momentos faltos de interés, con polvorientes partidos filmados casi en primer plano y ostentosas caídas en el melodrama.
Por su parte, "La sociedad del semáforo", del colombiano Rubén Mendoza, egresado como realizador de cine y TV en la Universidad Nacional de su país y perfeccionado en Canadá, adopta la forma de semidocumental para describir la vida de los artistas callejeros. Esos que despliegan sus artes frente a los semáforos de todas las ciudades del mundo están allí para hablar de sus vidas y sus ilusiones, enfocados con amor y evidente admiración por Mendoza y su equipo, al tiempo que la cinta hace también un acercamiento a la clase media que no pocas veces los ve como enemigos. El intento es bueno, tiene frescura y no se priva de mostrar las partes menos bellas de esos artistas, que al fin y al cabo son seres humanos a pesar de ser vistos siempre a través del parabrisas.
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