miércoles, 25 de abril de 2012

En el Luna Park Roxette propuso un viaje al pasado que desató una fiesta

Como repatriado sin escalas desde los `90, el dúo sueco Roxette repasó en la noche del martes en el Luna Park las canciones más aclamadas de su repertorio y consiguió dar forma, durante casi dos horas, a un espectáculo que, más que un concierto, fue un viaje en el tiempo ideal para nostálgicos y sentimentales..

A 20 años de su primera presentación en Argentina y a tan sólo uno de su última visita, Marie Fredriksson y Per Gessle protagonizaron un show colmado por treintañeros melancólicos que vitorearon cada una de las 19 canciones del grupo formado en 1986 que lleva vendidos más de 75.000 discos.
En el marco del único concierto porteño de una gira local que continuará por Neuquén, Mar del Plata, Rosario y Córdoba, la dupla irrumpió pasadas las 21 en el escenario del Luna con “Dressed for success” del disco “Look Sharp!” (1988), uno de sus temas pop más alegóricos.

Con canciones que tienen más de 20 años, el par de suecos que actualmente surfean las cinco décadas demostró saber bailar al ritmo del paso del tiempo: durante las dos horas de show, logró recrear un concierto que poco tiene que envidiarle al que ofreció en 1992 en el estadio Vélez Sarsfield, cuando recién arrimaban los 30 y reinaban en el universo pop mundial.

En un show detenido en el tiempo, donde el concepto de "clásico de la banda" abarcó a la totalidad de su repertorio, la elección para comenzar el concierto incluyó los temas “Sleeping in my car”, “Silver blue”, “The big Love” y “The perfect day”.

Seguidos por los favoritos “Dangerous”, “Joryde”, “The Look” y “How do you do”, el dúo oriundo de Estocolmo terminó por confirmar la fidelidad del público.
A la distancia, las letras que invitaban a encuentros amorosos desenfrenados, tardes alocadas, propuestas indecentes o que simplemente rememoraban -invariablemente- a una pareja que ya no está; irrumpieron tiernamente como declamaciones de una osadía que fue vencida por el correr de los años.

Acompañados por una banda que sorprendió por su solidez, y un guitarrista que se compró al público cuando improvisó “De música ligera” de Soda Stéreo, Roxette consiguió generar un show de una energía pareja, que no decayó en ningún momento.
Luego, los lentos, esa marca registrada del grupo que en la voz de Marie se convirtieron en himnos amorosos de toda una época, alcanzaron a configurar los momentos más intensos de la noche.
“It must have been love”, “Listen to your hart”, “Fading like a flower” y “Spending my time”, interpretados con la misma fuerza vocal de antaño, demostraron la titánica recuperación de Fredriksson, operada de un tumor cerebral en 2002 que la obligó a tener que a aprender a leer, hablar y escribir nuevamente.

Como en un acuerdo tácito entre el público y los músicos, donde la innovación nunca formó parte de la convocatoria, el show de Roxette no fue otra cosa que darle "play" a un viejo casette de cinta que reprodujo canciones capaces de catapultarnos a antaño.

Ahora la dupla se prepara para presentarse el jueves en Estadio Ruca Che de Neuquén; el 28 en el Polideportivo de Mar del Plata; el 30 en el Metropolitano de Rosario y despedirse de sus fans locales el jueves 3 de mayo en el Orfeo Superdomo de Córdoba.

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