jueves, 31 de mayo de 2018

El monstruo Frankenstein cumple 200 años y habita la Biblioteca Nacional

0004933822frankestein 2Del ocultismo a la ciencia, las ideas que dieron origen al monstruo que cumple 200 años reviven en la Biblioteca Nacional.


Un laboratorio con elementos interactivos; un estudio con las obras que forman parte de la biblioteca de la autora; carteleras de su primera representación teatral y los afiches de sus muchas adaptaciones al cine son algunas de las cosas que se pueden ver en el primer piso de la institución.

Se puede acceder a una reproducción escenográfica que emula el living de Villa Diodati donde fue concebida la novela y observar un facsímil del manuscrito. En otra parte se puede explorar la mirada feminista de la obra a través de textos como “Vindicación de los derechos de la mujer”, de Mary Wollstonecraft, madre de Shelley.

Coordinada por Jorgelina Núñez y realizada con un equipo de investigación integrado por Evelyn Galiazo, Lucía Cytryn, Emiliano Ruiz Díaz y Nicolás Reydó, y un equipo de diseño a cargo de Máximo Fiori y Santiago Fanego, la muestra podrá visitarse hasta marzo próximo en el primer piso de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, con entrada libre y gratuita.

La coordinadora Jorgelina Núñez dijo que “el aniversario es una excusa para volver a la novela; cuando uno vuelve a la novela se da cuenta que tiene una distancia bastante grande con el estereotipo en que se convirtió Frankenstein una vez que pasó a la cultura de masas. La idea era recuperar la novela en todo lo que tiene de rico, de complejo, de todo lo que habilita”.

“Hay muchas cosas que se pueden plantear desde la novela: lo bioético, los límites de la ciencia, la manipulación de los cuerpos; también se puede pensar como una fábula sobre la identidad: un ser que está hecho de fragmentos y no tiene nombre. A la novela se puede entrar por lugares muy distintos”, sostuvo.

Y comentó que “empezamos a pensar una primera idea de gestación de la novela: la reunión de los jóvenes románticos ingleses en Villa Diodati: Lord Byron, John Polidori, Percy Shelley, Mary Shelley y Claire Clairmont. A partir de la apuesta de Byron de quién podría escribir la historia más terrorífica salen dos textos fundacionales de la literatura universal: Frankenstein y El Vampiro, que es el antecedente más inmediato de Drácula”.

“Nos parecía interesante armar algo escenográfico: en tiempos en que la lectura es un poco más resistida frente a otros tipos de entretenimientos culturales, queríamos llamar la atención sobre el libro a partir de una puesta en escena como la reproducción de laboratorio, que lo montamos con ayuda de la Universidad Maimónides”, explicó la coordinadora.

Y contó que en el laboratorio de ideas “se puede ver cómo Mary Shelley se hizo eco de todas las teorías que empiezan a surgir en la época en materia de ciencia, la alquimia, la filosofía; era un momento donde la ciencia no estaba del todo separada de otras disciplinas. A partir de la recuperación de los libros, que están en la BN, mostramos el espíritu de época”.

“Quisimos marcar el tránsito de la novela hacia otros formatos como el teatro. Incluso Mary Shelley asiste a una de las obras y cuenta que se sorprende ante las reacciones del público: tuvo un impacto social muy grande. Después, el gran salto lo pega a partir de 1931 cuando Boris Karloff caracteriza al monstruo que se transforma en el estereotipo clásico”, apuntó.

Y explicó que la idea era “marcar esos momentos: el monstruo antes del cine y después del cine, cómo se transforma en un fenómeno de la cultura popular. Se pueden ver fragmentos de las escenas de la muchas películas que se hicieron sobre Frankenstein, hay más de 200. También se puede ver cómo la obra pasó pasó al cómic, las revistas y la literatura juvenil”.

“En una vitrina se puede ver a Frankensteins de diversas nacionalidades. Eso tiene que ver con la fragmentación y la amenaza social, con el tema de la revoluciones, una metáfora del surgimiento del proletariado, el nacimiento de las masas, que se representaban como una fuerza bestial que no sabía dónde podía parar”, sostuvo Núñez.

Y dijo que, dentro de la óptica feminista, “la idea era mostrar a Mary Shelley como heredera de los pensamientos de su madre: el rechazo a considerar a la mujer como segundo sexo o sexo débil. También pensarlo en relación a las políticas del cuerpo: un cuerpo que está ensamblado. La idea de la ciencia hecha por los hombres para los hombres. Que un hombre engendre vida sin tener en cuenta a la mujer, produce monstruos”.

Frankenstein: El monstruo cumple 200 años
Además de fragmentos de cuerpos, órganos y piel, la criatura sin nombre engendrada por Mary Shelley hace 200 años está hecha de una conjunción de ideas de la época: ciencia, ocultismo, experimentos resurreccionistas, filosofía, poesía y terror. Frankenstein, el monstruo que llegó a devorarse la figura (y el apellido) del científico que lo creó en la ficción, es un cadáver exquisito formado por piezas del gótico, el romanticismo y el positivismo en un momento en el que el método científico no tenía límites precisos ni estaba regido por la ética.

En ese ambiente intelectual, una joven británica de 18 años, hija de una pionera del feminismo, Mary Wollstonecraft, y de un precursor del pensamiento anarquista, William Godwin, escribe una novela oscura y perturbadora protagonizada por un científico, el doctor Victor Frankenstein, que desafía la muerte al darle vida a un superhombre construido con pedazos de otros cuerpos. Escrita durante el verano de 1816, que quedó en la historia como el más frío de Europa, la primera edición deFrankenstein o el moderno Prometeo se publicó en enero de 1818 sin firma. Recién en la tercera edición, en 1831, aparece Mary Shelley como autora. Clásico de la literatura universal, el libro inaugura el camino de la ciencia ficción moderna. El sufrido monstruo original de Shelley, que tiene ansias de conocimiento y de amor y no entiende por qué es rechazado, se convierte en ícono de lo aberrante y lo grotesco. Y termina devorado por la cultura de masas.

A dos siglos de su aparición, la Biblioteca Nacional rinde homenaje a la novela y a la autora con la muestra “El monstruo de Frankenstein”, que inaugura hoy y podrá visitarse hasta marzo de 2019. “Los 200 años son una excusa para revisitar la obra y el universo que le dio origen. Cualquiera que lea o relea el texto hoy advertirá su vigencia, la cantidad de temas que plantea y el entrecruzamiento de esas problemáticas. Y eso es, justamente, lo que lo hace un clásico: proponer una gran variedad de sentidos en distintos momentos históricos. Plantea metáforas que tienen que ver con la identidad, la discriminación, el poder”, dice Jorgelina Núñez, coordinadora del proyecto, junto con Evelyn Galiazo.

La exhibición tiene un carácter escenográfico y participativo. Montada a partir de dos ejes temáticos, el de la ciencia y el de la literatura, propone recorrer el mundo de las ideas que nutrieron el relato de Shelley. Un living, con sillones y una chimenea encendida, da la bienvenida a la sala Leopoldo Marechal. “El recorrido comienza con una escena muy novelesca, que es un homenaje a ese año sin verano, en 1816, cuando lord Byron invita a los Shelley a Villa Diodati, Suiza, junto con la hermanastra de Mary y Pollidori, el médico y secretario de Byron. En esas noches, encerrados por el frío y la tormenta, surge la gran apuesta de Byron: quién es capaz de escribir la historia más terrorífica. Mary escribe Frankenstein y Pollidori, El vampiro, el antecedente más cercano de Drácula”, cuenta Núñez.

Laboratorio de ideas, uno de los ejes temáticos, fue montado con la colaboración de la Universidad Maimónides: allí se instalará una obra de bioarte formada por tubos de ensayo con líquidos y otros elementos que darán lugar, a lo largo de varios meses, a una ciudad de bacterias. Habrá también una camilla rodeada por instrumental quirúrgico que representa los experimentos científicos de la época y ofrecerá una sorpresa inquietante. En la sección “Un cadáver exquisito” están las obras literarias y filosóficas que muestran que Frankenstein está hecho de partes de distintas procedencias teóricas: poesía, ensayo, ficción.

La historia de Shelley llegó enseguida al teatro y, luego, al cine. Por eso en la muestra hay afiches históricos y se podrán ver escenas de películas populares. “A medida queFrankenstein se convirtió en un ícono de la cultura de masas perdió mucho de su significado. La reducción de una figura tan rica en un monstruo torpe y malvado que no sabe hablar borra las preocupaciones humanas del original -completa Núñez-. Un diseñador de nuestro equipo, Maxi Fiore, encontró el eslabón perdido: ¿de dónde toma Karloff esa imagen? De un grabado de Goya de la serie Los caprichos”.


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