El ganador le dedicó el premio a Abelardo Castillo.
El evento se realizo anoche en la cupula del CCK donde sirvió de marco a la ceremonia de entrega del Premio Clarín Novela 2019,
en su 22a edición, en la que habría tres distinciones: el Premio a la
Trayectoria -que recibió el coleccionista Jacobo Fiterman-, el Premio
Ñ-Ciudad de Buenos Aires -que ganó el colombiano Oscar Godoy Barbosa- y
el Clarín Novela.
Allí, bajo la estructura vidriada –que cuenta con un moderno sistema computarizado de leds que reflejaba sobre las paredes la bandera argentina-, confluyeron los principales referentes locales de la cultura y el arte para conocer la identidad del ganador, pero también para celebrar la buena literatura. El galardón literario es reconocido como uno de los principales de la lengua castellana y, una vez más, el encuentro entre escritores y artistas tuvo el signo de la emoción.
Después de un momento de máxima tensión, en que el silencio copó el salón de la cúpula, sobre el filo de las 21, se supo que el argentino Marcelo Caruso, autor de Negro el dolor del mundo, se alzaba con el galardón mayor. Un dato de color: el escritor, que dedicó el premio a su maestro, Abelardo Castillo, ya fallecido, contó que el germen de esta historia estuvo inspirado en un efeméride leída en Clarín hace más de veinte años.
Desde la platea, la viuda de Castillo, Sylvia Iparraguirre, celebraba visiblemente emocionada.
La novela, que según aventuró Heker, está destinada a ganarse un lugar insustituible en el podio de la mejor literatura argentina, se publicará por el sello Clarín Alfaguara y su autor recibirá 400 mil pesos. Había presentado su obra al concurso bajo el seudónimo de Floristán.
“Esta novela tiene tres aspectos que sobresalen: uno, la riqueza de su escritura; otro, su anclaje en el mundo actual, motivado por la hondura con que aborda la discriminación, el absurdo de la burocracia y el ejercicio brutal del poder; por último, la tensión sostenida de la trama, que nos lleva a sumergirnos como en un vértigo en la lectura”
Inmediatamente después de oír su nombre, el auditorio estalló en un fervoroso aplauso que acompañó la caminata de Caruso hasta el escenario, montado en el centro de la cúpula. Convocados por Clarín, allí se habían dado cita los autores más destacados de la escena local, periodistas, artistas y gestores culturales.
En la misma noche, un rato antes, se había entregado el Premio a la Trayectoria al coleccionista Jacobo Fiterman.
La ciudad, esa que deslumbraba iluminada desde abajo, es el mismo escenario en que se ambienta la novela ganadora, que transcurre en la época de la colonia: el protagonista de esta historia, Félix de Dios, es un negro que vive en Santa María de los Buenos Aires a mediados del siglo XVIII y a quien los intrincados vericuetos del sistema judicial y el poder someterán a eternas dilaciones y crueldades impensadas, por su negritud. La corrupción y la desidia, terminarán convirtiendo al personaje en una verdadera víctima del sistema, y a la manera de Zama, de Antonio Di Benedetto, en una víctima de la espera. Así, la obra propone una revisión de lo que se considera una invisibilización de la población afro-argentina y una reflexión sobre el poder y su extraordinaria maquinaria de complicidades.
Ricardo Kirschbaum, Editor General de Clarín, fue el primero en hablar: celebró los 22 años del Premio y alertó: «Esa pluralidad que la sociedad respeta en lo literario no siempre tiene un correlato en lo social y en lo político. Vivimos una época en la que muchas veces incómoda la desavenencia. A veces escuchamos -y no puedo estar más de acuerdo- que el país difícilmente tenga un futuro próspero si seguimos viéndonos como parte de grupos antagónicos que sólo quieren anular al otro. Esa dinámica sólo conduce a una sociedad más fragmentada, menos solidaria y cada vez más enfrentada. Ese escenario no le hace bien a nadie y no es el que aspiramos vivir». El desafío del periodismo, dijo es «conservar la independencia».
Kirschbaum compartía el escenario con la Editora General de Revista Ñ, Matilde Sánchez, y los integrantes del Jurado de Honor: esta vez, la responsabilidad de elegir a la mejor obra entre los 466 originales recibidos de distintos países recayó sobre un trío de notables, que ya había anticipado “la diversidad temática” de las novelas finalistas y, en algunos casos, “la lograda reconstrucción histórica”. Ellos son la escritora Liliana Heker, autora de novelas como Zona de clivaje; el mexicano Jorge Volpi –Premio Alfaguara 2018- y el escritor y académico Jorge Fernández Díaz, que integró el jurado por tercer año consecutivo. Él fue quien agradeció a los autores «las horas felices de la lectura y una cierta angustia por haber tenido que elegir solo dos obras ganadoras». Además, anunció una mención especial a la novela Las lectoras.
“Un mágico y peligroso viaje a la Buenos Aires colonial y al universo ignorado de la esclavitud. Una aventura llena de situaciones límites, con un protagonista inolvidable y un gran pulso narrativo”
Como ha ocurrido históricamente, el Premio Clarín Novela potenciará la llegada a los lectores, un hecho del que pueden dar fé los ganadores de ediciones anteriores, como Claudia Piñeiro, Pedro Mairal, Federico Jeanmaire, Leopoldo Brizuela, Patricia Suárez y Agustina Bazterrica, entre otros.“Una novela tan inesperada como fascinante, se adentra en el pasado virreinal rioplatense, a través de la figura de un esclavo negro, personaje insólito y de una necesaria actualidad, que recrea los entresijos del poder y la persistencia de la discriminación en nuestro tiempo”
La elección final del certamen se concretó después de que un jurado de preselección integrado por la editora Cristina Fajre, el crítico y traductor Ariel Dilon y la periodista y editora Alejandra Rodríguez Ballester corriera con el arduo trabajo de hacer un primer tamiz de las obras, para elegir 8 finalistas.
Óscar Godoy Barbosa, merecedor del Premio Ñ-Ciudad de Buenos Aires por la novela Te acuerdas del mar, recibirá 150 mil pesos. El ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro, estuvo entre quienes le entregaron la distinción. El autor detacó la «transparencia del premio Clarín como su signo más distintivo.
En relación a Te acuerdas del mar, Volpi definió: “Esta poderosa novela aspira a convertirse en emblemática de lo que en Colombia se ha llamado, un tanto equívocamente, el postconflicto. Por medio de dos personajes de distintas facciones que terminan en la misma habitación de hospital, el autor refleja las contradicciones, abismos y esperanzas de medio siglo de enfrentamientos en su país de origen», lo que da lugar a «la posibilidad de reconciliación.»
Mientras que el Premio Ñ a la Trayectoria Cultural, creado en 2003, y que según subrayó Sánchez «está destinado a señalar a figuras indiscutibles pero que no siempre están favorecidas de manera contundente», para componer una suerte de «enciclopedia de las artes y del pensamiento en la Argentina», reconoce ahora la notable trayectoria del gestor cultural fundador de ArteBA, y de Fundación Alon, Jacobo “Fito” Fiterman, y su importancia en el ecosistema artístico argentino del presente. Antes, lo habían ganado, entre otros, figuras de la talla de la ensayista Beatriz Sarlo, la fotógrafa Sara Facio, Roberto Fontanarrosa, Ricardo Piglia o el artista Luis Felipe Noé entre muchos-.
Así, con tres premiados, el Premio Clarín Novela cerró otra edición histórica que confirma el nivel y el eclecticismo de sus elegidos.
Allí, bajo la estructura vidriada –que cuenta con un moderno sistema computarizado de leds que reflejaba sobre las paredes la bandera argentina-, confluyeron los principales referentes locales de la cultura y el arte para conocer la identidad del ganador, pero también para celebrar la buena literatura. El galardón literario es reconocido como uno de los principales de la lengua castellana y, una vez más, el encuentro entre escritores y artistas tuvo el signo de la emoción.
Después de un momento de máxima tensión, en que el silencio copó el salón de la cúpula, sobre el filo de las 21, se supo que el argentino Marcelo Caruso, autor de Negro el dolor del mundo, se alzaba con el galardón mayor. Un dato de color: el escritor, que dedicó el premio a su maestro, Abelardo Castillo, ya fallecido, contó que el germen de esta historia estuvo inspirado en un efeméride leída en Clarín hace más de veinte años.
Desde la platea, la viuda de Castillo, Sylvia Iparraguirre, celebraba visiblemente emocionada.
La novela, que según aventuró Heker, está destinada a ganarse un lugar insustituible en el podio de la mejor literatura argentina, se publicará por el sello Clarín Alfaguara y su autor recibirá 400 mil pesos. Había presentado su obra al concurso bajo el seudónimo de Floristán.
“Esta novela tiene tres aspectos que sobresalen: uno, la riqueza de su escritura; otro, su anclaje en el mundo actual, motivado por la hondura con que aborda la discriminación, el absurdo de la burocracia y el ejercicio brutal del poder; por último, la tensión sostenida de la trama, que nos lleva a sumergirnos como en un vértigo en la lectura”
Inmediatamente después de oír su nombre, el auditorio estalló en un fervoroso aplauso que acompañó la caminata de Caruso hasta el escenario, montado en el centro de la cúpula. Convocados por Clarín, allí se habían dado cita los autores más destacados de la escena local, periodistas, artistas y gestores culturales.
En la misma noche, un rato antes, se había entregado el Premio a la Trayectoria al coleccionista Jacobo Fiterman.
La ciudad, esa que deslumbraba iluminada desde abajo, es el mismo escenario en que se ambienta la novela ganadora, que transcurre en la época de la colonia: el protagonista de esta historia, Félix de Dios, es un negro que vive en Santa María de los Buenos Aires a mediados del siglo XVIII y a quien los intrincados vericuetos del sistema judicial y el poder someterán a eternas dilaciones y crueldades impensadas, por su negritud. La corrupción y la desidia, terminarán convirtiendo al personaje en una verdadera víctima del sistema, y a la manera de Zama, de Antonio Di Benedetto, en una víctima de la espera. Así, la obra propone una revisión de lo que se considera una invisibilización de la población afro-argentina y una reflexión sobre el poder y su extraordinaria maquinaria de complicidades.
Ricardo Kirschbaum, Editor General de Clarín, fue el primero en hablar: celebró los 22 años del Premio y alertó: «Esa pluralidad que la sociedad respeta en lo literario no siempre tiene un correlato en lo social y en lo político. Vivimos una época en la que muchas veces incómoda la desavenencia. A veces escuchamos -y no puedo estar más de acuerdo- que el país difícilmente tenga un futuro próspero si seguimos viéndonos como parte de grupos antagónicos que sólo quieren anular al otro. Esa dinámica sólo conduce a una sociedad más fragmentada, menos solidaria y cada vez más enfrentada. Ese escenario no le hace bien a nadie y no es el que aspiramos vivir». El desafío del periodismo, dijo es «conservar la independencia».
Kirschbaum compartía el escenario con la Editora General de Revista Ñ, Matilde Sánchez, y los integrantes del Jurado de Honor: esta vez, la responsabilidad de elegir a la mejor obra entre los 466 originales recibidos de distintos países recayó sobre un trío de notables, que ya había anticipado “la diversidad temática” de las novelas finalistas y, en algunos casos, “la lograda reconstrucción histórica”. Ellos son la escritora Liliana Heker, autora de novelas como Zona de clivaje; el mexicano Jorge Volpi –Premio Alfaguara 2018- y el escritor y académico Jorge Fernández Díaz, que integró el jurado por tercer año consecutivo. Él fue quien agradeció a los autores «las horas felices de la lectura y una cierta angustia por haber tenido que elegir solo dos obras ganadoras». Además, anunció una mención especial a la novela Las lectoras.
“Un mágico y peligroso viaje a la Buenos Aires colonial y al universo ignorado de la esclavitud. Una aventura llena de situaciones límites, con un protagonista inolvidable y un gran pulso narrativo”
Como ha ocurrido históricamente, el Premio Clarín Novela potenciará la llegada a los lectores, un hecho del que pueden dar fé los ganadores de ediciones anteriores, como Claudia Piñeiro, Pedro Mairal, Federico Jeanmaire, Leopoldo Brizuela, Patricia Suárez y Agustina Bazterrica, entre otros.“Una novela tan inesperada como fascinante, se adentra en el pasado virreinal rioplatense, a través de la figura de un esclavo negro, personaje insólito y de una necesaria actualidad, que recrea los entresijos del poder y la persistencia de la discriminación en nuestro tiempo”
La elección final del certamen se concretó después de que un jurado de preselección integrado por la editora Cristina Fajre, el crítico y traductor Ariel Dilon y la periodista y editora Alejandra Rodríguez Ballester corriera con el arduo trabajo de hacer un primer tamiz de las obras, para elegir 8 finalistas.
Óscar Godoy Barbosa, merecedor del Premio Ñ-Ciudad de Buenos Aires por la novela Te acuerdas del mar, recibirá 150 mil pesos. El ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro, estuvo entre quienes le entregaron la distinción. El autor detacó la «transparencia del premio Clarín como su signo más distintivo.
En relación a Te acuerdas del mar, Volpi definió: “Esta poderosa novela aspira a convertirse en emblemática de lo que en Colombia se ha llamado, un tanto equívocamente, el postconflicto. Por medio de dos personajes de distintas facciones que terminan en la misma habitación de hospital, el autor refleja las contradicciones, abismos y esperanzas de medio siglo de enfrentamientos en su país de origen», lo que da lugar a «la posibilidad de reconciliación.»
Mientras que el Premio Ñ a la Trayectoria Cultural, creado en 2003, y que según subrayó Sánchez «está destinado a señalar a figuras indiscutibles pero que no siempre están favorecidas de manera contundente», para componer una suerte de «enciclopedia de las artes y del pensamiento en la Argentina», reconoce ahora la notable trayectoria del gestor cultural fundador de ArteBA, y de Fundación Alon, Jacobo “Fito” Fiterman, y su importancia en el ecosistema artístico argentino del presente. Antes, lo habían ganado, entre otros, figuras de la talla de la ensayista Beatriz Sarlo, la fotógrafa Sara Facio, Roberto Fontanarrosa, Ricardo Piglia o el artista Luis Felipe Noé entre muchos-.
Así, con tres premiados, el Premio Clarín Novela cerró otra edición histórica que confirma el nivel y el eclecticismo de sus elegidos.
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