jueves, 2 de julio de 2020

Sociedad. Hace cien años nacía Fernando Ayala, para quien el cine era un arte completo

Mañana se cumplirá un siglo del nacimiento en Gualeguay, Entre Ríos, del director y productor cinematográfico Fernando Ayala, una figura esencial en la pantalla argentina del siglo XX.

El director y productor cinematográfico Fernando Ayala nació en Gualeguay, Entre Ríos, el 2 de julio de 1920, y fue una figura esencial en la pantalla argentina del siglo XX, que participó en la corriente renovadora de mediados de la década del 50, cofundó la productora Aries y supo siempre adaptarse a los tiempos que le tocaron vivir.

Hijo de un "vasco recto y emprendedor" y nieto por parte de madre de un "gallego de Galicia", como los calificaba con admiración, tuvo una infancia sin necesidades entre los campos y molinos harineros de la familia, vivió algunos años en España y diseñó casi por casualidad su primer "guion" cinematográfico mientras estudiaba como pupilo en un colegio de Ramos Mejía.

Fundador de Directores Argentinos Cinematográficos en 1958, cuando su prestigio estaba a tope con la elogiada "El jefe", que refería tangencialmente al peronismo a partir de relatos de David Viñas, participó junto a directores como Leopoldo Torre Nilsson, de numerosos cambios estéticos y comerciales que influyeron al cine, no solo en la Argentina.

Se abandonaron los estudios en beneficios de escenarios naturales, se modernizaron las cámaras y los modos de filmación y eso en la Argentina fue el rebote de movimientos que se daban en Europa: tras los estertores del Neorrealismo Italiano surgían la Nouvelle Vague en Francia, el Free Cinema en Inglaterra y hasta rebeldías estéticas y conceptuales en los países del Este.

Luego de haber sido asistente de Francisco Mugica desde 1942 con "El viaje" y otros títulos, así como de Tulio Demichelli en producciones mexicanas, sorprendió con su debut con "Ayer fue primavera" (1954), con Roberto Escalada, Analía Gadé y Duilio Marzio, un asunto romántico tratado de forma distinta, al que la crítica refirió como un comienzo auspicioso.

Los elogios siguieron con "Los tallos amargos" (1955), con Carlos Cores, Julia Sandoval y Vassili Lambrinos, un actor egipcio que terminó su carrera en Estados Unidos, y con "Una viuda difícil" (1956), tercera aparición de Alfredo Alcón en el cine, en la que tuvo por pareja a Alba Arnova.

"El jefe" puso a Ayala en el foco del interés crítico internacional y ganó los premios Cóndor de Plata 1959 a mejor dirección y al mejor actor para Alberto de Mendoza, además del referido a la mejor película en castellano en el Festival de Mar del Plata de ese año.

A esa altura ya era un director respetado y así dio a luz "El candidato" (1959), con Olga Zubarry y el uruguayo Alberto Candeau, "Sábado a la noche, cine" (1960), con Gilda Louzek y Aída Luz, "Paula cautiva" (1963), con Susana Freyre y Lautaro Murúa, y "Con gusto a rabia" (1964), con Mirtha Legrand y Alcón.
Múltiples géneros

Por entonces, la productora Aries Cinematográfica Argentina Sociedad Anónima, creada junto a Héctor Olivera en 1956 -cuyo sello de presentación llevaron todas las películas el "leitmotiv" de "El jefe", compuesto por Lalo Schifrin- ya era una empresa de prestigio local e internacional, y ambos socios se metieron en cosas menos rigurosas pero de buen resultados en boleterías.

Así dirigió "Las locas del conventillo" (1965), con Analía Gadé, Alberto de Mendoza y Vicente Parra, rodada parcialmente en España, y el mismo año la entonces escandalosa y éxitosísima "Hotel alojamiento", con elenco multiestelar y en la que Luis Sandrini pronunciaba las primeras palabrotas del cine argentino.

Esa "bajada" a un cine más popular continuó con "Cuando los hombres hablan de mujeres" y "En mi casa mando yo" (ambas de 1967 y con Sandrini), así como la seguidilla sandrinesca de "El profesor hippie" (1969), "El profesor patagónico" (1970) y "El profesor tirabombas" (1972).

En el medio se hizo cargo de "La fiaca" (1968) y "La guita" (1970), ambas sobre guion de Ricardo Talesnik y con el justificado estrellato de un Norman Briski que aportaba una nueva forma de actuación en la pantalla local, más la pseudohistórica "Argentino hasta la muerte" (1971), con Roberto Rimoldi Fraga, y "La gran ruta", del mismo año y en el camino de "Hotel alojamiento".

El camino de Ayala, Olivera y la productora Aries viboreó entre títulos como los shows "Argentinísima" (1972), "Argentinísima 2" (1973) y "El canto cuenta su historia" (1976), e intentó elevar la puntería con "Triángulo de cuatro" (1974), con Thelma Biral y Federico Luppi, "Los médicos" (1977), "Desde el abismo" (1979), "Días de ilusión" (1980) y la irónica "Abierto día y noche" (1981).

Mientras se desgajaba la dictadura cívico-militar con su carga de censura y desaparecidos, dirigió "Plata dulce" (1982), con Luppi y Julio De Grazia, y "El arreglo" (1983), con Luppi y Rodolfo Ranni, en la que había una crítica sesgada al régimen, a la manera de lo que había hecho Carlos Saura durante el franquismo.

Otros intentos al respecto fueron "Pasajeros de una pesadilla" (1984), con Luppi y Alicia Bruzzo, sobre el famoso "caso Schocklender", "Sobredosis" (1986), con Luppi y Dora Baret, "El año del conejo" (1987), con Luppi y una Luisina Brando primorosamente desnudada, y "Dios los cría", su canto del cisne de 1991, con Hugo Soto, Soledad Silveyra y China Zorrilla.

Ayala, fallecido a los 77 años el 11 de septiembre de 1997, fue asimismo productor de títulos de su socio Olivera, Fernando Siro, Ted Danielewsky, Adolfo Aristarain, Julio Porter y Aníbal Uset, en el entendimiento de que el cine, además de un arte, es una industria completa.


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