Durante tres años, desde febrero de 2019 hasta febrero pasado, el tenista canadiense Felix Auger-Aliassime padeció las finales del ATP Tour. Talento precoz (categoría 2000), demostró grandes condiciones desde su debut en el profesionalismo pero trastabillaba en las definiciones. Desde que perdió la final de Río de Janeiro (en el segundo mes de 2019, ante Laslo Djere), volvió a caer en dos definiciones ese año (en Lyon y Stuttgart), en tres en 2020 (Rotterdam, Marsella y Colonia 1) y en dos más en 2021 (Melbourne 2 y Stuttgart). Hasta que el 13 de febrero pasado venció al griego Stefanos Tsitsipas en la final de Rotterdam y se despojó de la angustia. Desde entonces, no se detuvo.
Este domingo, el jugador de 22 años nacido en Montreal, conquistó el cuarto trofeo de su carrera, el tercero en semanas consecutivas. Luego de coronarse en Florencia y en Amberes, Auger-Aliassime obtuvo el título en el ATP 500 de Basilea, la ciudad en la que nació Roger Federer. En la final (bajo el techo del estadio St. Jakobshalle) derrotó a otra pieza destacada de la nueva generación como el danés Holger Rune (19 años, Top 20 desde este lunes), por 6-3 y 7-5, en 1h39m. El norteamericano, que embolsó un premio de 399.320 euros, regresará al octavo puesto del ranking (su mejor posición) y quedó muy cerca de clasificarse para el torneo de Maestros, que se jugará en Turín desde el 13 de noviembre. Con seis raquetas confirmadas, sólo quedan dos lugares para el ATP Finals.Auger-Aliassime tenía un reto complicado por delante, ya que del otro lado de la red se encontraba un rival (Rune) que también había sumado tres finales ATP seguidas, tras la caída en la definición de Sofia y el título en Estocolmo. Además, el adolescente danés, al igual que Auger-Aliassime, llegó a la final de Basilea sin ceder el saque en toda la semana. Pero el canadiense fue más sólido y terminó ganando el trofeo suizo sin padecer quiebres, virtud que esta temporada también habían conseguido el estadounidense Taylor Fritz y el australiano Nick Kyrgios en Eastbourne y Washington, respectivamente. El canadiense, además, finalizó como el líder del Swiss Indoors Basel en el rubro aces, con 57.
“Sufrí durante mucho tiempo”, reconoció Auger-Aliassime en febrero, luego de quebrar la racha negativa en las finales. Efectivamente, fue un asunto que lo perturbó. Pero siguió tratando de perfeccionarse y hasta buscó los consejos de Toni Nadal, el tío y formador de Rafa. “Ahora mismo puedo decir que ha sido un año largo, pero que esto no acabado todavía. Espero poder seguir así, aunque ahora mismo estoy sintiendo las buenas emociones que conllevan ganar un torneo. Es increíble”, declaró el canadiense, al convertirse en el segundo tenista nacido un 8 de agosto en ganar el trofeo de Basilea (Federer, que nació el mismo día pero de 1981, fue diez veces campeón allí).
Marie, la madre de Auger-Aliassime, es una docente nacida en Quebec (región francófona) que conoció a un entrenador de tenis llamado Sam Aliassime en su país africano de origen, Togo (independizado de Francia en 1960); formaron una familia y se radicaron en Ancienne-Lorette, un suburbio de Quebec. Sam empezó entrenando a su hijo, pero como el talento del niño era tan evidente fue astuto para cederle la supervisión deportiva a Tennis Canada. Y allí todo se potenció.
Después de superar al ruso Andrey Rublev en la carrera al Masters, Auger-Aliassime aventaja a Fritz, el octavo posicionado, en 725 puntos. Así que el Masters 1000 de París-Bercy, que comenzará este lunes, terminará de decidir las dos plazas todavía pendientes para Turín, donde ya tienen un lugar confirmado los españoles Carlos Alcaraz y Nadal, el noruego Casper Ruud, Tsitsipas, el serbio Novak Djokovic (por ser campeón de un Grand Slam -Wimbledon- y Top 20) y el ruso Daniil Medvedev.
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