El equipo de Guillermo Coria perdió 3-1, quedó afuera de las Finales y jugará para no descender.
El golpe es durísimo. Si bien la Argentina no surgía como favorita en la serie de Qualifiers de la Copa Davis ante Finlandia, como visitante y sobre cancha dura bajo techo, el desarrollo del fin de semana habrá dejado un sabor amargo: luego del 1-1 del sábado, en el que Francisco Cerúndolo (31°) salvara el día con un panorama abierto con vistas a la segunda jornada, la dupla de Máximo Gónzalez y Andrés Molteni no estuvo a la altura en el tercer punto y Facundo Bagnis (88°), ante la lesión del número uno del plantel, no pudo en su debut copero ante el líder local Emil Ruusuvuori (43°), quien se cargó la responsabilidad y ganó los tres partidos de la eliminatoria.
La caída generó un doble efecto negativo: el equipo de Guillermo Coria quedó afuera una vez más de las Finales por la ensaladera y, como si ello fuera poco, tendrá que jugar en septiembre una serie de playoff para no descender al Grupo Mundial II. Conocerá el rival este jueves, en un sorteo entre perdedores de los Qualifiers y ganadores del Grupo Mundial I.
En la previa la Argentina esperaba que Finlandia pusiera una cancha muy rápida en el Espoo Metro Arena, en la ciudad de Espoo, en la costa sur del país, para jugar la serie más importante de su historia: por primera vez el local tenía la posibilidad de clasificarse las Finales, la instancia equivalente al viejo Grupo Mundial, una chance que se concretó con el mayor triunfo de su historia. La superficie, sin embargo, no resultó tan veloz y el equipo de Coria pudo adaptarse, aunque no le alcanzó para poner en aprietos a su rival.
En el arranque de la jornada, con temperatura bajo cero en las calles de Espoo, a media hora de Helsinki, la dupla Máximo González y Andrés Molteni no pudieron marcar la diferencia ante Ruusuvuori y Harri Heliovaara, número diez del mundo en la especialidad, y cayeron 7-6 (5), 4-6 y 6-4 en casi tres horas de un partido repleto de yerros. Con en toda la serie el plus estuvo a cargo de Ruusuvuori, que plasmó en la cancha una máxima del tenis: si un partido de dobles tiene nivel flojo entonces resaltará el singlista.
En plena definición del punto de dobles se conoció lo que luego sería la sentencia de la Argentina: el tirón que había sufrido Francisco Cerúndolo el el tie break del triunfo ante Otto Virtanen arrojó una lesión en el aductor derecho, problema que lo dejaría afuera del cuarto y crucial punto ante Ruusuvuori. El encargado de saltar a la cancha fue Facundo Bagnis, quien se transformaría en el 88° jugador argentino en la historia de la Copa Davis. El santafesino luchó pero, al cabo, perdió 7-5 y 6-1 frente a la figura del fin de semana.
"Ruusuvuori estuvo intratable toda la serie; jugó los tres puntos como esperábamos que jugara. A lo mejor podía dudar un poquito pero en los momentos importantes estuvo muy sólido. En los dos singles cometió todos los errores en un solo game, tanto con Pedro Cachín -el sábado- como con Bagnis. Fue una maquinita. Finlandia fue un justo ganador: aprovechó todas las oportunidades", analizó Coria, luego de sumar una derrota más durante su capitanía.
Para el capitán, cuyo debut en la silla tuvo lugar en marzo de 2022, en la victoria como local ante República Checa, el choque ante Finlandia representaba un desafío de suma relevancia con vistas al futuro inmediato. Las razones eran dos: la chance concreta de volver a jugar las Finales, una clasificación que habría significado un ingreso de varios cientos de miles de dólares para la Asociación Argentina de Tenis (AAT), y porque venía de recibir fuerte golpe en última fase de grupos de las Finales en Bologna, en la que exhibió ciertas falencias en el manejo del grupo y en la que su equipo perdió todas las series contra Suecia, Italia y Croacia.
Sumada ahora la caída ante Finlandia quedó configurado un récord negativo para Coria. Su capitanía igualó la peor racha histórica en la Copa Davis: la Argentina perdió cuatro series de manera consecutiva por segunda vez en todo el recorrido, cuyo origen fue con el debut en 1923. La marca, ahora compartida, había tenido lugar entre 1967 y 1970, cuando el equipo nacional cayó de manera sucesiva contra Ecuador (1-4), ante Venezuela (2-3) y dos veces frente a Chile (ambas 2-3).
En la serie de septiembre próximo el Mago tendrá, entonces, una doble oportunidad: volver a poner al plantel nacional en los Qualifiers, a las puertas de las Finales, y ensayar el probable cierre de su capitanía con una victoria para evitar la triste plusmarca de cinco tropiezos al hilo, una eventual mancha para una de las 16 naciones que supieron ganar el título mundial.
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