Una de las creadoras más famosas del siglo XX e ícono de los Swinging Sixties -el cambio cultural que se dio en Londres y que tenía eje en la modernidad-falleció “apaciblemente” en su domicilio, de acuerdo a un comunicado que emitieron sus allegados.
“Abrió su primera tienda en 1955 y su talento creativo rápidamente generó una contribución única a la moda británica”, aseguraron sobre esta mujer que no solo fue reconocida por romper con lo establecido, sino también -como publica la cadena BBC News– por sus diseños elegantes y vibrantes, y por hacerlos accesibles.
Sus inicios en el mundo de la moda los compartió con quien sería luego su marido, Alexander Plunket Greene. Lo que primero le llamó la atención de este joven estudiante que conoció en los bancos de la Facultad de Arte de Goldsmith fue el estilo excéntrico de su atuendo. En 1955, la pareja lanzó con un amigo la primera tienda, Bazaar, en el barrio de Chelsea, entonces en plena ebullición.
La tienda de ropa y accesorios, junto con el restaurante abierto en el sótano, se convirtió en el punto de encuentro de jóvenes y artistas, y atrajo a celebridades como Brigitte Bardot, Audrey Hepburn, los Beatles y los Rolling Stones. Allí creó faldas y vestidos cortos, con líneas simples y colores vivos, que expuso en vidrieras extravagantes.
“Los señores con sombrero hongo golpeaban nuestra vidriera con el paraguas y gritaban ‘inmoral’ y ‘asqueroso’ al ver nuestras minifaldas y las medias, pero los clientes se agolpaban para comprar”, escribió en su autobiografía Quant by Quant. King’s Road, donde abrió la tienda, se transformó en lugar de desfile para las mujeres con minifalda, en un ambiente de fiesta permanente.
Tal como explicó el diario The Guardian, a Quant se la desacredita como creadora de la minifalda, pero sí se la pondera como la persona que la puso de moda para una nueva generación de mujeres jóvenes en los 60. “La fotografiaban con frecuencia y siempre vestía una minifalda. Pero hizo más que usarlas, también las diseñó”, precisaron en el diario británico.
También la destacaron como una mujer que estuvo a la vanguardia en ese cambio de década, que puso a la juventud en el centro de la escena. “Su ropa era brillante, colorida, cómoda y simple. Tomaba inspiración de subculturas como los uniformes escolares. Y si bien no era barata, era más accesible que otras marcas de diseñador”, indicaron.
”Resulta que mis prendas se correspondían exactamente con la moda adolescente, el pop, los bares de café expreso y los clubes de jazz”, comentó en Quant by Quant.
En tanto, en la sección especializada en moda de El País de España, la reconocieron como “la madre de la minifalda”, indicaron que ayudó en el proceso de acortamiento del largo de esta prenda y contaron: “Los escuetos diseños de Quant, que no nacieron con una connotación sexual sino de rebeldía, despertaban la ira de los sectores más conservadores, que no dudaban en liarse a paraguazos contra su tienda Bazaar. Las revistas de moda, sin embargo, los abrazaron encumbrándolos como símbolo de la modernidad”.
Distintas publicaciones en redes sociales de actores vinculados al mundo de la moda la recordaron en ese mismo sentido. Por ejemplo, desde el Museo de Victoria y Alberto, el más grande de diseño y arte del mundo, la homenajearon no solo como ícono de una década, sino también por representar la “libertad” de ese momento y un nuevo modelo para las mujeres jóvenes de entonces. “La moda actual le debe mucho a su visión pionera”, enfatizaron desde este lugar, que alberga parte de sus creaciones.
El 3 de abril de 2019, las prendas se muestran durante una sesión fotográfica para la primera retrospectiva internacional de la icónica diseñadora de moda Mary Quant, explorando los años entre 1955 y 1975, en el Victoria and Albert Museum en el centro de Londres. Fuente: La Nación.
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