El actor, cuyo nombre completo era Oscar Alberto
Cruz, no sufría, en apariencia, ninguna enfermedad notoria, aunque se
sabe por revelaciones periodísticas que estaba pasando por momentos
anímicamente complicados a raíz de denuncias de violencia doméstica por
parte de su ex pareja, Patricia Perrota, efectuadas hace menos de un
mes.
Allegados al intérprete informaron que su velatorio
se realizará durante el día de mañana en la empresa Zuccotti Hermanos,
Córdoba 5080, pero en declaraciones televisivas su hija puso en duda esa
ubicación, remitiéndose a la decisión de la Asociación Argentina de
Actores.
Cruz había nacido en la localidad de Berisso,
perteneciente al conglomerado de La Plata, el 14 de mayo de 1941, y
desde su más tierna juventud se dedicó al arte de la representación
dentro de grupos independientes de la capital bonaerense.
En Buenos Aires intentó cursar la carrera de
Arquitectura y fue en la misma facultad, en 1961, que junto a
compañeros, como el recordado Carlos Moreno, inició sus estudios
teatrales que redundaron en espectáculos itinerantes, en los que siempre
estuvo presente su interés por la cuestión social.
Luego de pasar por varios escenarios, en 1965 cruzó
la cordillera para perfeccionar su oficio en el prestigioso ITUCH
-Instituto de Teatro Universitario de Chile-, donde tuvo a los maestros
que entonces aparecían como muy importantes en el continente, pero, tres
años después, regresó a Buenos Aires y fundó el grupo ETEBA -Equipo de
Teatro Experimental de Buenos Aires-, junto a su coetáneo Augusto
Fernandes, otro inquieto.
Ambos montaron “El viaje de Pedro el afortunado”, de August Strindberg, un texto muy de moda entonces por su romanticismo extremo y del que fue protagonista, que no sólo tuvo éxito local sino que consiguió premios en los festivales europeos de Nancy (Francia), Berlín (Alemania) y Florencia (Italia), lo que le dió pie a que en 1972 el ETEBA, dirigido por Fernandes, participara en los encuentros artísticos paralelos de las Olimpíadas de Münich.
Al tiempo que comenzaba a destacarse como docente en
el entonces Conservatorio Nacional de Arte Dramático -actual IUNA-
inició su tarea directriz con “El pupilo quiere ser autor”, de Peter
Handke, y a partir de ese momento su actividad se expandió entre la
actuación, la dirección y la enseñanza, variaciones que jamás abandonó.
A mediados de la década del 70, cuando los tiempos
autoritarios se abatían sobre la Argentina, viajó a Estados Unidos,
donde perfeccionó sus capacidades en el célebre Actors Studio, de Lee
Strasberg, donde no sólo estudió sino que trabó amistades perdurables
con colegas que luego fueron famosos mundialmente: Al Pacino,
Christopher Walken y sobre todo Robert De Niro, quien combinó la
filmación de “La misión” (1986) en las Cataratas del Iguazú, para
correrse hasta el hoy inexistente teatro Olimpia, en la calle Sarmiento.
Allí Cruz representaba junto a un jovencísimo Fabián Vena “Cuba y su
pequeño Teddy”, de Reynaldo Povod.
En un apunte de su autoría, el actor recordaba: “Con
su personaje de Jake La Motta me conmocionó. Yo jamás había visto a un
tipo que fuera capaz de hacer tantos papeles tan distintos entre sí. Y
todos bien (…) Fui a verlo al hotel donde estaba alojado y así empezó
nuestra amistad definitiva. Yo no hablo un inglés muy fluido que
digamos, pero él sabe algo de italiano y más o menos logramos
entendernos bastante bien. Fuimos a almorzar y después lo invité a mi
estudio de teatro para que presenciara una clase”. La visita de De Niro
al teatro Olimpia fue un acontecimiento para la colonia artística
argentina.
Entre muchísimos títulos teatrales, descolló como
actor en “El tiempo y los Conway”, “Juan Moreira”, “Hughie”, “Guayaquil…
el encuentro”, “Madera de reyes”, “Sueños de milongueros”, “Los
alquimistas”, “Hombre mirando al sudeste”, “La hortaliza”, “Jardín de
otoño” y “El toque de un poeta”.
Cruz fue Director del Teatro de la Ribera en la
década de 1990 y en 1995 asumió como titular de la entonces Dirección
Nacional de Teatro, dependiente de la Secretaría de Cultura de la
Nación; en los últimos años se había vinculado a la Comedia de la
Provincia de Buenos Aires, que tenía sentadas sus reales en la sala
Armando Discépolo, de la ciudad de La Plata.
La televisión no fue ajena a sus talentos y se lo vió
en “Los especiales de ATC”, “Situación límite”, “Atreverse”, “Alta
comedia”, “El garante”, “La condena de Gabriel Doyle”, “Tiempo final”,
“Epitafios”, “Televisión por la inclusión” y la reciente “La leona”.
En la pantalla grande tuvo interesantes desempeños en
filmes como “Don Segundo Sombra”, su debut en 1969, seguido por
“Contragolpe”, “La isla”, “Mis días con Verónica”, “Sur”, “Darse
cuenta”, “Un lugar en el mundo”, “Sotto voce”, “El sueño de los héroes” y
hasta la reciente “Los inocentes”, estrenada en 2016.
Pero su esencia no podrá desprenderse nunca de la
personificación del “Tigre de los Llanos” en “Facundo, la sombra del
tigre”, que en 1995 rodó bajo las órdenes de Nicolás Sarquís.
El cuerpo sin vida del actor fue encontrado por su
hija Micaela, que fue a verlo hoy por la tarde. De inmediato llamó a
personal de la Policía de la Ciudad y el SAME confirmó su muerte aunque
todavía se desconocen las causas.
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